sábado, 24 de agosto de 2024

Precio de un hombre, el (The Bounty Killer) (España, Italia; 1966)

 


Título original: El precio de un hombre

Director: Eugenio Martín

Guion: José Gutiérrez Maesso, Eugenio Martín, Don Prindle. Novela: Marvin H. Albert

Música: Stelvio Cipriani

Fotografía: Enzo Barboni

Género: Western Europeo

Reparto: Tomas Milian, Richard Wyler, Mario Brega, Ella Karin, Hugo Blanco, Luis Barboo, Manuel Zarzo, Frank Braña, ChIro Bermejo, José Canalejas, Ricardo Canales, Saturno Cerra, Antonio Cintado, Gonzalo Esquiroz, Glenn Foster, Lola Gaos, Tito García, Antonio Iranzo, Goyo Lebrero, Enrique Navarro, Ricardo Palacios, Augusto Pescarini, Fernando Sánchez Polack, Rafael Vaquero

Argumento

Un cazador de recompensas intenta atrapar al bandido mexicano José Gómez, quien ha huido ayudado por una antigua amiga suya. Esta mujer cree que sigue siendo un buen muchacho, como le conoció siendo joven, pero ahora se trata de un asesino desalmado a cargo de una banda de criminales de la peor estofa.
El bandido llegará a la posada de la joven, lugar donde se encuentra diversa gente, el cazador de recompensas entre ellos.

Un western europeo, con todo lo bueno y malo que ello conlleva. Entre lo malo está su sentido desmedido de la violencia, con muertes que no suponen nada de nada para quien las comete. Y una historia nada original.
Sin embargo, posee virtudes que le diferencian de otras del género.
Para comenzar, Eugenio Martín, su director, ha construido un guión, un tanto repetitivo, pero sugerente en ideas sobre el sentido del bien y del mal, de la justicia, de la amistad. Y su dirección acompaña bastante bien a la acción, con una composición en el encuadre bastante  majo, con fotogramas filmados desde posiciones interesantes, como primeros plano expresivos de algún personaje mientras al fondo está el segundo personajes, ya difuminado tras haber participado en la acción. Su sentido de la profundidad en el campo visual es atrayente y no debe caer en saco roto.
En cuanto a otras virtudes formales podemos contemplar la bonita música, que se puede decir intenta imitar las composiciones del gran Ennio Morricone, pero que está bien. Así como su fotografía, sobre todo en los exteriores.

 

Por su parte, las interpretaciones son muy desiguales, con un excelente Tomas Milian y un parco y nada expresivo protagonista. La diferencia entre los dos es abisal.
En cuanto al personaje femenino, decir que tiene más fuerza y empaque que lo que suele ser en los spaguettis-westerns, donde sólo suele  servir de reposo para el guerrero o para sufrir su violencia cruel y salvaje. Aquí tiene qué decir y hacer en el momento oportuno. Y la actriz no tiene muchas virtudes interpretativas, pero posee un par de ojos sencillamente preciosos.
Otra virtud son los intérpretes secundarios, que no serán maravillosos ni ganarán nunca un Oscar, pero que poseen una profesionalidad envidiable muchas veces demostrada (Hugo Blanco, Frank Braña, Luis Barboo, Ricardo Palacios, Tito García, Luis Sánchez Polack...). Maravillosos y entrañables.
En resumidas cuentas: no se puede decir que sea un buen film, pero tiene cosas interesantes y por lo menos ha intentado Eugenio Martín darle una prestancia formal por encima de la media.

Premios

- Sindicato nacional del espectáculo 1966: mejor director (Eugenio Martín), segundo premio mejor película.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Post Top Ad

Your Ad Spot

Pages