viernes, 6 de septiembre de 2024

Juego sucio (The Skin Game) (Reino Unido, 1931)

 


Título original: The Skin Game

Director: Alfred Hitchcock

Guion: Alfred Hitchcock, Alma Reville. Obra: John Galsworthy

Fotografía: Jack E. Cox

Género: Drama, Thriller

Reparto: EDMUND GWENN, HELEN HAYE, C.V. FRANCE, JILL ESMOND, PHYLLIS KONSTAM, JOHN LONGDEN, FRANK LAWTON, HERBERT ROSS, DORA GREGORY, EDWARD CHAPMAN, R.E. JEFFREY, GEORGE BANCROFT, RONALD FRANKAU, RODNEY ACKLAND, IVOR BARNARD


Argumento

En la Inglaterra de principios de los años 30, un nuevo rico quiere echar de sus tierras a un viejo matrimonio a quien prometió dejarles en la casa. Sin embargo, el pudiente ha cambiado de opinión pues desea todas las tierras de alrededor para poder construir fábricas. Así se contaminarían las susodichas tierras.
El viejo matrimonio acude al patriarca de una familia allí instalada desde tiempos inmemoriales y le piden ayuda. Desde ese momento, comenzarán a efectuarse por parte de casi toda la gente implicada en el proceso, un juego de lo más sucio que manchará para siempre sus manos.

  

Sexta película sonora del maestro Hitchcock y una buena película, sin duda.
Se estrenó, y en circuitos casi casi de arte y ensayo en el año 1982, según parece, en una retrospectiva del genio en su etapa inglesa.
Se nota que es una obra de teatro, incluso en la declamación de ciertos intérpretes, lo que resulta verdaderamente entrañable. Pero está bien realizada y contiene diversos apuntes donde hoy en día se pueden vislumbrar formas y métodos que utilizaría a lo largo de su carrera cinematográfica.
El mejor ejemplo de esto es la larga y excelente escena de la subasta de las tierras donde desea el pudiente construir fábricas que contaminen el medio ambiente. Hay una intensidad fuera de lo común, tan sólo con miradas y gestos, consiguiendo un clímax de tensión difíciles de superar. Y todo ello, no lo olvidemos, en el año 1931.

 
Por lo demás, se sigue bien resultando en todo momento entretenida y en algunos momentos incluso apasionante.
En su debe lo ya expuesto, que hay momentos en que algunos intérpretes declaman y fuerzan la voz y los gestos como si estuvieran en el teatro, algo así a como hacía Fernando Fernán Gómez en la excelente "El viaje a ninguna parte".
A destacar la soberbia actuación (hay algún momento que también sobreactúa) del siempre magistral y añorado protagonista de nuestra "Calabuch", de Berlanga, de Edmund Gwenn.
Una buena película que se puede ver hoy en día, (2004), sin defraudar lo más mínimo.
Eso sí, a mí me da mucha pena, no puedo remediarlo, el pensar que nadie de los que se ve en pantalla continúa vivo, que todos los intérpretes ya hace tiempo fallecieron.

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