Título original: Lemming
Director: Dominik Moll
Guion: Domink Moll, Gilles Marchand
Música: David Whitaker
Fotografía: Jean-Marc Fabre
Género: Intriga
Reparto: Laurent Lucas, Charlotte Gainsbourg, Charlotte Rampling, André Dussollier, Jacques Bonnaffé, Véronique Affholder, Michel Cassagne, Florence Desille, Emmanuel Gayet, Félix Gonzales, Nicolas Jouhet, Fabrice Robert
Argumento
Un matrimonio joven está esperando en casa la visita del jefe de él y de su esposa, para cenar.
Llegan muy tarde y la cena resulta un fracaso al echar en cara la esposa del jefe a este que se acuesta con putas. Acaba arrojándole vino a la cara y ahí se acaba la velada.
Esa noche, el joven dueño de la casa descubre en el desagüe de su cocina un lemming, animal que solo vive en Finlandia. Además, está vivo.
Desde ese día nada volverá a ser como antes en la feliz vida del joven y enamorado matrimonio.
Interesante, pero también absurda película de intriga psicológica, a cargo de Dominik Moll, que sí dio en su día en el clavo con la estupenda "Harry, un amigo que os quiere bien".
En esta ocasión, creo que la historia se le va de las manos, o peor aún, la lleva como quiere, que no es precisamente como gusta al espectador, no ya medio, sino más o menos normal.
Comienza muy bien y durante la primera hora la narración es enigmática, envolvente y muy atractiva.
Los intérpretes lo hacen de maravilla y la dirección es estimable en cuanto que logra un clímax extraño y embriagador que atrapa sin remedio.
Sin embargo, ¡ay!, el resto del metraje deambula por tierra de nadie, o del más allá, o de las alucinaciones más imprecisas... ¡o vaya Ud. a saber por dónde!
Todo es impreciso e inverosímil, quizás a propósito, pero se logra un efecto contrario al interés. Más bien uno/a se desengancha sin remedio dado el cariz que toma el argumento, finalmente un cúmulo de irrealidades que acaban por cansar un poco y al final se desea finalice todo. Que, por cierto, tarda bastante en hacerlo puesto que dura 130 minutos. Demasiados, visto lo visto.
En resumen, que no convence en absoluto, por mucho que, quizás, nos vengan a decir que lo que se ha buscado es no darle todo mascado al espectador. Que descubra por sí mismo el intrígulis (si lo tiene) de la cuestión. Pero, una cosa es que no se le de todo mascado y otra que no se le explique nada de nada, dejándole al albur de ¡a saber qué!.
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