domingo, 4 de agosto de 2024

Atomik Circus: El Regreso de James Bataille (Atomik Circus: Le retour de James Bataille) (Francia, Alemania, Reino Unido; 2004)

 

 


Título original:  Atomik Circus: Le retour de James Bataille).

Directores: Didier Poiraud, Thierry Poiraud

Guion: Didier Poiraud, Thierry Poiraud, Jean-Phillippe Dugand, Marie Garel Weiss, Vincent Tavier

Música: The Little Rabbits

Fotografía: Philippe Le Sourd

Género: Ciencia Ficción, Comedia

Reparto: Vanessa Paradis, Jason Flemyng, Benoît Poelvoorde. Jean-Pierre Marielle, Venantino Venantini, Vincent Tavier. Bouli Lanners. Jacky Lambert. Dominique Bettenfeld. Mar Sodupe. Vincent Belorgey. Daniel Cohen. Gaëtan Chataigner. Federico Pellegrini. Stéphane Louvain

 

Argumento

Skotlett, una pequeña ciudad en el medio de la nada, no es tan apacible como uno podría pensarlo.
Durante la última fiesta de la Tarta de Vaca, James Bataille destruyó accidentalmente el bar de Bosco.
Bosco aprovechó la ocasión para quitar a James del camino de su hija Concia, y lo condenó a 133 años de prisión.
Pero cuando los habitantes de Skotlett se preparan para su fiesta, una amenaza cae sobre ellos.
Dos extraterrestes planean sobre la ciudad. Ya han atacado a varios habitantes y podrán tomar posesión de la ciudad a menos que James Bataille, quien se acaba de escapar de prision pueda salvar a Skotlett y sobre todo a Concia, de este desastre anunciado.

Pues una tontería aunque puede ser que simpática.
Tuvo el honor de inaugurar el Festival de Cine de Terror de Donostia de aquél año, y creo que fue de lo mejor de él, pero para mi gusto es pura chorrada, aunque tomada, eso espero, como una broma.
Sí, se puede decir que al fin y al cabo es un cómic en imágenes. Una historia de extraterrestres malosos que invaden una parte del planeta Tierra y se dedican a cortar cabezas e introducirse en el cuerpo de los terrícolas (por el culo además).
Todo ello con humor, no siempre agradecido, aunque el personaje del hombretón con su perro de pega al que le practica sistemáticamente la tortura para sacarle "sus mejores sonidos" puede hacer sonreír, al menos. Y es que es una exageración, pero hace algo de gracia (sobre todo ver al perro, que es de pega, con su aspecto patético).
Por lo demás, la fotografía es de recibo, y la belleza de Vanessa Paradís.
Y respecto al final, pues no sé qué decir, se supone que es espectacular y lleno de ironía y simbolismo, pero a mi me dejó frío.

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